La ciudad actual alberga una sociedad en proceso de cambio rápido y profundo. Se caracteriza por un aumento del espacio urbano debido al desarrollo, expansión hacia área metropolitana. Esto crea desigualdades dentro de la trama de la misma ciudad, se va haciendo más difusa. Esta globalización requiere de nuevas infraestructuras de transporte, de ocio y sociales. Todas interconectadas unas con otras. Van aumentando las conocidas ciudades dormitorio que actualmente no están bien conectadas con el centro, se crean atascos y hay insuficiencia de transporte urbano.

El arquitecto no sólo es el profesional dedicado a diseñar edificios y otras construcciones, su papel va más allá. Tiene que gestionar la ciudad, saber por dónde tienen que ir las redes, por dónde se mueve la gente y el número de viajes que se realizan. Debe valorar los aspectos más ricos de la ciudad y potenciarlos. Con una formación que le hace entender la ciudad de otra manera, no digo superior ni inferior, pero si distinta.

La ciudad es un sistema complejo, de sistemas relacionados entre sí y albergados por uno que puede ser hermético, que es el territorio. Cualquier actuación en lo urbano, cualquier planificación de desarrollo o de forma, supone la consideración de múltiples variables.

Ahora el arquitecto es imprescindible para:

-Replantear el modelo de espacio público, con todo lo que esto supone. Considerando la pluralidad de personas.

-Organizar y desarrollar la vida en barrios y periferia para que sea más rica y dinámica.

-Desarrollar una movilidad sostenible.

-Hay arquitectura que proteger, potenciar y dar a conocer.

-Creación de zonas verdes que sirvan de escape en el centro de las ciudades.

-Hacer posible la unión no solo entre personas, facilitando sus conexiones; si no entre distintos ámbitos de la ciudad, que todo parezca entrelazado.

Todos estos proyectos e ideas de cambios el arquitecto debe hacerlo con conocimiento y sensibilidad.