Ante esta pregunta parecía evidente que la respuesta más fácil de defender fuera el sí, pero en este caso el grupo contrario ha utilizado argumento más “sorprendentes”.

Sabemos que el arquitecto tiene suficientes estudios y capacidad como para replantear lo que se proponga permaneciendo ajeno a intereses personales. Persona fundamental que conociendo las costumbres y hábitos de los habitantes de una ciudad proyecta la organización de la ciudad, de forma más optimizada posible.

Pero también se ha defendido que se podría obtener mejores resultados si las soluciones se buscaran en grupo, muchas ideas diversas y de diferentes especializaciones. Los propios habitantes conocen mejor que nadie lo que necesitan y como lo quieren, y aunque el arquitecto tenga esto en cuenta, nunca será al 100%.

El arquitecto es solo un título, y hay que ir más allá, debe demostrar un cumulo de sentimientos y razonamientos con aptitudes.

También se ha demostrado que el arquitecto no actúa siempre de forma desinteresada, casos de destrucción de patrimonio histórico o de construcción masiva de viviendas que no iban a estar ocupadas.

Por lo tanto no hay una respuesta determinante entre sí o no, sabemos que el arquitecto es capaz pero igual no siempre o no todos pueden obtener la solución más correcta.