Proyecto: Urban Games 2013
Tema: Diálogos
Coordinadores:
abarca
dacama
Este fragmento de "El arte de planificar el sitio" del Kevin Lynch comienza de igual manera que muchos textos y aportaciones teóricas de urbanistas y arquitectos: ¿por qué "los lugares bellos que conocemos parecen haber nacido de forma espontánea y, en cambio, las recientemente planificadas nos resultan feas e incómodas"?
Pues bien, como respuesta a esta pregunta retórica plantea con mucho acierto otra cuestión:¿en qué grado han de ser planificados e intervenidos los lugares?¿cuál es el límite del arquitecto y urbanista?
Como se ha insinuado y referido otras veces, quizás la verdadera labor no es tanto controlar como guiar, encauzar un proyecto o una ordenación que de otro modo sería aleatoria y azarosa, dar una solución "cerrada" pero con cierta flexibilidad y versatilidad, que los espacios y experiencias surjan en un entorno estudiado y controlado.
Lo más atrayente e interesante de estos lugares antiguos o que permanecen en nuestra memoria es que su diseño se tomaba tiempo, es decir, que se planteaba una solución que podía ser cambiada hasta dar con una más aceptable; de esta manera, la ciudad se convertía en un organismo vivo y cambiante que murió hace tiempo en muchos lugares. Como ejemplo cercano está la Alhambra, un magnífico lugar que supo adaptarse en su día al sitio y que ha cambiado a lo largo de la historia para seguir el paso de nuevos tiempos; la Alhambra no solo es la de la época nazarí, es la de Carlos V y también la de ahora y ahí radica la virtud: evolución y cambio continuos que respeta e integra la memoria pasada.
¿No solucionaría gran parte de nuestros problemas que el proyecto a proponer fuese algo tan cambiante como la misma ciudad, capaz de transformarse conforme se requiriera? ¿Qué sentido tendría correr con un vehículo estropeado? y aplicado a la ciudad, ¿de qué valdría un proyecto concluso cuya esperanza de vida por quedar obsoleto fuese inexistente?
Así pues, el emplazamiento no es un factor más en el proyecto, es el más importante pues aunque los usos o usuarios cambien el sitio y la memoria siempre estará o al menos, debería. En cuanto a la mayor o menor importancia del sitio, lo cierto es que una correcta ordenación y trabajo casi simbólico con el lugar es la mejor forma de conocer cuanto nos rodea y aprovechar lo que nos puede aportar sin llegar a explotarlo o transformar su esencia. Es muy interesante la acepción propia del autor acerca de término emplazamiento pues lo concibe como algo interdisciplinar, algo no solo muy importante sino que también es competencia de distintas y variadas profesiones y estudiosos. De hecho, el sitio entendido como algo genérico y determinante en el urbanismo y la arquitectura engloba a todo aquello a lo que se ha de dar respuesta: espacio, clima, uso, recorrido, relación, etc. y todo ello, a mayor o menor escala diferencia y distingue a grandes rasgos entre lo uno y lo otro. Obviamente, si conocemos el factor del que depende basta con conocerlo o al menos, intentarlo: aprehender la memoria del lugar, la tradición, las costumbres, sus gentes, etc.
Por tanto, más que de intervención en el sitio, se podría hablar de manipulación, manipulación espacial atendiendo a un programa, un programa concreto que debería ser mucho más abierto y vérsatil.
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