De esta entrevista del gran urbanista español Manuel de Solà-Morales llama mucho la atención el titular: "Me interesa la piel de las ciudades". Nada más comenzar uno queda extrañado por tal declaración, ¿es que solo se puede tener una visión superficial de las ciudades?

El fragmento comienza prácticamente con dos preguntas: ¿por qué nos parecen tan bellas las antiguas ciudades frente a las "ordenadas" y "controladas"? ¿se ha confundido la buena arquitectura con el éxito mediático? La primera parece un tanto complicada pero la respuesta a la segunda se me reveló rápida y clara: un claro ejemplo es la arquitectura suiza, una arquitectura muy desconocida y poco "famosa" (a excepción de algunos como las termas de Vals) y que sin embargo conoce y aprovecha el sitio como ninguna transmitiendo mucho y alejándose de la monumentalidad tan buscada hoy en día.

Tratando más el urbanismo, es bastante claro que éste al igual que la arquitectura responde a un programa y deseos que a una mayor o menor escala y generalidad de condicionantes es capaz de generar espacios que subyacen una voluntad de deseo: "sin imaginación de futuro no hay voluntad, sin voluntad no hay deseo y sin deseo no hay calidad". Así pues aquí parece estar el punto clave de la cuestión: voluntad, una voluntad política, económica, social, etc. algo que nos impulsa al cambio; un cambio real, un cambio que pertenece más al mundo de lo real que de lo imaginario. Esta voluntad debe ser además de futuro, la de plantear algo en un presente, según un pasado y una memoria y de cara a un futuro más o menos cercano. Además, tal hecho es responsabilidad de todos, el que un proyecto urbano llegue o no a buen puerto y sea aceptable y consecuente con el lugar depende tanto del promotor, como del arquitecto, ayuntamiento y la misma población.

Así pues, ¿cuál es la realidad de las ciudades actuales? Como el mismo Solà-Morales indica, debemos de ser capaces de extraer de todo lo negativo de la ciudad algo positivo, que pese a problemas de circulación, contaminación u ordenación de las ciudades actuales todo esto es en realidad una virtud a la hora de intervenir porque nos encontramos con una ciudad "más rica y diversa". Y con esto se llega al punto más importante de la entrevista con el autor y es el de la piel de las ciudades; un término que puede parecer superficial pero que sin embargo hace referencia al todo, a la estructura que articula y envuelve al "cuerpo" de la ciudad. La piel es todo aquello que transmite de la ciudad, el eje que nos relaciona al hombre con la ciudad y que le hace sentirla (tocarla, olerla, recorrerla), en definitiva, vivirla. Asimismo este urbanista destaca lo que él denomina "esquinas" que no son más que puntos o intersecciones de esta piel o estructura que la ordenan generando lugares públicos y/o de encuentro de circulaciones, personas, espacios, etc.

Todo proyecto ha de ser capaz por tanto de conmover y resolver problemas concretos en lugares y momentos igualmente definidos y todo ello pasa por conocer y comprender la ciudad en que vivimos.