Proyecto: Urban Games 2013
Tema: Recursos
Coordinadores:
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A pesar de su escasa relevancia geográfica, el río Manzanares ha desempeñado un papel determinante en el desarrollo urbano de la ciudad de Madrid, que ha respetado en sus márgenes extensas zonas verdes sin edificar. Justo antes de penetrar en el tejido urbano, atraviesa el Monte del Pardo, un bosque mediterráneo protegido que ocupa más de dieciséis mil hectáreas; a su paso por la ciudad, deja en la orilla derecha la Casa de Campo, antiguo coto de caza de la realeza que, con más de mil quinientas hectáreas, es hoy el mayor parque público de la ciudad; por último, abandona Madrid discurriendo por el Parque Lineal del Manzanares, una reserva natural de más de trescientas hectáreas de superficie.
El valor natural de estos pulmones verdes resultó excepcional a partir de 1926, cuando el tramo urbano del río fue canalizado y ambas orillas perdieron su carácter de espacio agrícola y bucólico donde los madrileños se bañaban, pescaban o lavaban la ropa. Desde entonces, la ciudad se relaciona con el río de forma puntual, a través de una serie de parques públicos de escala más reducida. Los más antiguos son los jardines decimonónicos del Campo del Moro, que salvan el desnivel entre el Palacio Real y el río, y el Parque del Oeste, que hasta principios del siglo XX había sido el principal vertedero de la ciudad.
A pesar de que durante la segunda mitad del siglo pasado aún se abrieron en las orillas del Manzanares algunos parques como el de Arganzuela, el de San Isidro, el de la Cuña Verde o el del Matadero, el crecimiento exponencial de Madrid provocó que en la mayor parte del frente fluvial la ciudad terminara por dar la espalda al río y lo relegara prácticamente a la condición de alcantarilla. La relación se rompió definitivamente en los años setenta, cuando la brecha que el curso fluvial generaba dentro de la trama urbana fue aprovechada para construir el brazo occidental de la M-30, una autopista de circunvalación transitada diariamente por más de doscientos mil vehículos.
En 2004, el Ayuntamiento decidió enterrar el tramo de autopista que reseguía las orillas del río con un túnel de más de cinco kilómetros de longitud que va desde el Puente de los Franceses hasta el Puente del Rey. Esta obra faraónica hizo que a Madrid se le presentara la oportunidad insólita de contar con una gran superficie libre, de escala metropolitana, con una posición céntrica y con una estructura lineal que le confería la posibilidad de conectar todas las zonas verdes que bordean el Manzanares.
Los 750.000 metros cuadrados de superficie liberada por el soterramiento de la M-30 acogen ahora un corredor verde que conecta todos los parques fluviales existentes en el tramo urbano del río, desde el Monte del Pardo, al norte de la ciudad, hasta el Parque Lineal del Manzanares, al sur. Un nuevo paseo de ribera denominado Salón de Pinos resigue a lo largo de seis kilómetros las orillas del río. Se han plantado más de 250.000 nuevos árboles y ofrece exclusivamente a ciclistas y peatones una red de más de setenta kilómetros de senderos.
Tenias razon, impresionante las imagenes, no sabia que un ramal de la M30 que cruzaba el rio se habia hecho peatonal, 300 metros por debajo del agua, que pasada.
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