Sabemos que cada lugar es un mundo, que ninguno es igual a otro, y que como diferentes que son debemos tratarlos según las necesidades que requieren. No podemos crear arquitectura sin tener en cuenta ese entorno. Es necesario un entendimiento entre ambos. 

Ese entorno que rodea arquitectura es el que va creando ciudad. Hablamos de ejes, viarios... Esa parte de la ciudad que nos la muestra, que nos permite conocerla mientras la recorremos.

Los ejes han sido las líneas generadoras de ensanches, como el ensanche de Barcelona, o el e París. Dichos ejes aportan centralidad ya que alrededor de ellos se crea ciudad, e imponen una idea de jerarquía, con la que dominan el lugar. Es importante realizar un buen trazado de los ejes de una ciudad, que permitan recorrerla y se adapten a ella, que construyan ciudad.

En el texto encontramos dos opciones, la de crear una ciudad densa y lineal, o la de construir un puzzle comprensible en el sentido de gestionable, económico y en definitiva “bello” a base de recomponer las piezas que hoy ocupan nuestro territorio. ¿Cuál de ellas es mejor para la ciudad? ¿Qué debemos llevar acabo? Parece que la primera opción no aporta nada nuevo, y menos aún, soluciones.Quizá la idea de una ciudad densa y lineal no nos interesa, porque es como adueñarnos de un lugar sin tenerlo en cuenta, imponiendonos frente a él. En los lugares donde se ha llevado a cabo esta opción parece que no encontramos distinción entre arquitecturas, ya que, por ejemplo, las periferias, las encontramos todas iguales o muy parecidas. Esto es perder la esencia de un  lugar, tratarlos a todos por igual.

La idea de construir un puzzle, es decir, la segunda opción, intenta adaptarse al lugar, sin adueñarse de él y entendiéndolo como parte de ciudad por lo que quizá sea lo más comprensible para conseguir lo que buscamos.

En la ciudad de hoy priman más los tejidos que los ejes pero no por ello debemos obviarlos, y debemos tratarlos como un entendimiento entre estructura y forma.