Proyecto: Urban Games 2013
Tema: Diálogos
Coordinadores:
abarca
dacama
Cuando hablamos de “espacio público”, no podemos olvidarnos de la urbanidad, entendida como la calidad de aquellos lugares significantes de contenidos colectivos y políticos en su misma forma material.
Además, tendremos que pensar que todos los lugares de la ciudad, privados o públicos, individuales o corporativos, son en parte espacios públicos.
Es por ello que el interés por el espacio público parece autojustificativo. Y eso, puede llevar a resultados involutivos. No sólo las palabras pueden perder su sentido, sino también las obras pueden perderlo. Algo así ha ocurrido con el término “sostenibilidad”.
Una demostración indiscutible de la enorme ola de atención a los temas públicos de la ciudad la encontramos en la colección de proyectos del CCCB: “Archivo Europeo del Espacio Público Urbano”.
Sin embargo, si los analizamos, nos llevan a pensar que la calidad y forma de los espacios comunes es previa y más importante que localizar las funciones particulares y que raramente se ha seguido esta opción metodológica. Porque si no seguimos este método, ocurre que tenemos espacios públicos planteados como objetos específicos que se convierten en dibujos sobre un solar cerrado, “show room” sin interés que no aportan urbanidad.
Es decir, los espacios públicos serán tales en cuanto construyan el sistema común del espacio urbano más que una obra cerrada, el cuál represente la movilidad, la convivencia y el conflicto, más que como paisaje estilizado y solucionado.
Por otro lado, podemos clasificar los proyectos del Archivo Europeo del Espacio Público Urbano en cuatro:
-Proyectos que ordenan: actúan como un buen maquillaje. Tienen un valor funcional.
-Proyectos que aumentan el ámbito previo del espacio público: es la básica acción urbanizadora. Tienen valor técnico.
-Proyectos que colectivizan: aúnan lo privado y lo público. Urbanizar significa colectivizar. Tienen un valor político.
-Proyectos que inventan: sin programa concreto o sin destino ni límites definidos. Su valor es artístico.
Pero además, hay que distinguir que no todo espacio público, por el hecho de haberse arreglado acertadamente, conlleva urbanidad. Y entender también, a modo de ejemplos, que las rotondas no son un espacio urbano y que el Metro, en cambio, sí.
Hablaremos de dos tipos de urbanidad: la urbanidad física está en el tamaño. Los perímetros son el tema principal de la calidad urbana; la urbanidad de los materiales urbanos está también en el tacto, por encima de la visión. Así, al caminar o al tocar es cuando conocemos el espacio.
Por último, De Solà Morales nos hace ver que quizás hoy hay que buscar más bien una idea en la ausencia de imágenes simbólicas y centrarse en la pura ciudadanía.
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