La calle, espacio público que atraviesa la aglomeración de la ciudad y nos garantiza en última instancia, el tránsito, el acceso o distribución y la recepción hacia aquellos lugares que se encuentran a lo largo o inmediatamente próximos a esta.

A lo largo de la historia, las calles han sufrido una fuerte evolución, pues años atrás, en ellas primaba la convivencia entre viandantes y carros de caballos, que posteriormente fueron sustituidos por los coches a motor que con el paso de los años se han ido densificando más y más y no olvidemos la aparición de los medios de transporte colectivos y por último los medios sostenibles (las bicicletas).

Es pues, que se ha producido el cambio en la convivencia de peatones y coches a la separación en diferentes vías de la calle, o incluso en calles diferentes, de los distintos medios de transporte y peatones. Cada usuario tiene su carril, sus normas, sus tiempos.

Se habla de la calle multifuncional o monofuncional. Las calles monofuncionales son aquellas destinadas a un único uso, ya sean calles peatonales o para vehículos, calles que solo pueden recorres transportes públicos. O también calles comerciales, con tiendas y más tiendas, calles de restauración, donde no sabemos en qué restaurante entrar, o calles en la que las oficinas y sucursales se suceden una tras otra.

Sin embargo las calles multifuncionales son aquellas en la que conviven todos los flujos, todos los servicios, son aquellas calles que, en mi opinión, dan vida a la ciudad.