LA CIUDAD NO ES UN ÁRBOL

Christhopher Alexander hace en este texto una comparación sobre las estructuras formales de las ciudades en una línea temporal, con el concepto de la ciudad en semirretículo y la ciudad en árbol, con una crítica feroz a las segundas, calificadas de ciudades como "bol de cuchillas de afeitar puestas de canto" que acabaran "destrozandonos a nosotros mismos".

La ciudad no es, no puede y no debe ser un árbol. Pero Sr Alexander, la ciudad YA es un árbol, y no solo nosotros, arquitectos y diseñadores, la elegimos por la facilidad de planificar y el resultado que se obtiene. La población, los ciudadanos son "artificiales" como sus ciudades.

Si, es cierto, y es así. Y no con esto es mejor. Es verdad que estamos perdiendo nuestra identidad. Porque son las ciudades espontáneas las que se han generado "por y para nosotros" porque tienen lo que hemos querido y como lo hemos querido. Sin embargo también son discordes, disonantes y caóticas hasta un punto, sin jerarquía para el crecimiento y ordenación.

La reflexión sobre este texto también me recuerda al debate que tuvimos sobre los centros comerciales. Somos la generación digital, y vivimos en un hipermercado. La ciudad se estructura para orientarnos durante la jornada, y situarnos según el momento, el lugar, la profesión, la edad...cualquier factor es decisivo para saber si estaremos en el colegio, en la oficina, en el centro comercial o de bares, y para saber en que parte de la ciudad situaremos cada uno....y la verdad, es que nos encanta.

Porque nadie vive en el polígono industrial, ni quiere una discoteca que abre hasta altas horas de la madrugada contigua a la pared donde duerme. Somos conscientes de esto, y aunque todo el mundo al final "prefiera marcharse a pasar una temporada al pueblo" también se ve aventajado por esta estructura...que por otra parte, también ha de flexibilizarse; soltar un par de hebillas del cinturon que la encorseta, para permitir un flujo mejor, mas relajado y desahogado