EL IMPOSIBLE PROYECTO DEL ESPACIO PÚBLICO

Este texto trata sobre la inexactitud con la que se trata el urbanismo y más concretamente el espacio público. Se entiende como espacio público cualquier "lugar" que no pertenece a nadie y a la vez pertenece a todos. Es un "lugar" que todos podemos disfrutar y que si es especialmente agradable y tiene su propio carácter puede convertirse en (ahora sí )un  espacio propio de la ciudad.

El problema surge cuando utilizamos este término indiscriminadamente y lo utilizamos en ocasiones en las que dicho espacio no tiene tal carácter de público. Para que un espacio de la ciudad sea público tiene que tener connotaciones de carácter cívico y debe dar respuesta al compromiso social que surge de una ciudadanía contenta.

Todos tenemos en la mente sitios, lugares de la ciudad que en caso de ser dañados nos crearía una sensación de malestar y un sentimiento de pérdida. Estos lugares son los que merecen llamarse espacio público. Por el contrario, también tenemos presente zonas por las que no nos gusta pasar y zonas que preferimos evitar. Estos lugares son los que necesitan de una esencia, de un carácter para poder convertirse en espacio público.

A veces para intentar otorgar una esencia a dichos espacios se llevan a cabo proyectos de urbanismo que tienen más que ver con la intención artística del proyectista y menos con la necesidad de la ciudadanía. Casi nunca estas intervenciones suelen dar buenos resultados y el lugar acaba teniendo unas condiciones de mantenimiento peores que en el estado anterior ya que consigue el rechazo pleno de la gente que lo utiliza.

Por eso, mejor que intentar imponer una forma de entender las cosas, debemos crear espacios públicos que no tengas los límites bien definidos para que puedan dar respuesta a las actividades cambiantes de las personas pero que a su vez cuenten con un mínimo de "carácter".