"Es interesante el reconocimiento del valor del edificio de la Asamblea Nacional de Dhaka como sustento de la democracia, nos hace pensar en ese interrogante constante de la disciplina acerca de la dialéctica entre espacio y sociedad. El espacio como determinante de la prácticas sociales y una sociedad que construye el espacio con su cultura e ideología (una especie de juego originario entre el huevo y la gallina). Este doble proceso pone relevancia a la misma acción de crear arquitectura y la carga de una inmensa responsabilidad. Una carga que los arquitectos debemos llevar y utilizar para potenciar las obras que producimos. Esta es una bendición que nos permite expresar el amor hacia la arquitectura y hacia la sociedad que la cobija. Al explotarla Khan se convirtió en deidad y en un maestro para la humanidad."