Se trata de un documental donde grandes profesionales nos hacen ver el avance de las ciudades modernistas desde el punto de vista del hombre, el cual solo ha mirado por mejorar y agilizar su paso por la ciudad sin mirar el daño que le proporciona a la misma como son la contaminación y la congestión de coches. Ciudades diseñadas exclusivamente para el tráfico rodado y grandes infraestructuras de autopistas donde se separan sus usos, la vida del trabajo de la vida de ocio, donde en definitiva se destruye la vida.

Se debe dar prioridad a las personas, y por tanto se debe recuperar la escala humana, para crear espacios de socialización donde el peatón sea el protagonista ya sea andando o en bici. Asimismo se debe orientar el plan urbanístico de la ciudad a crear espacios públicos de calidad donde el ciudadano pueda disfrutar de los individuos que le rodean y no aislarse de ellos como se nos muestra en el video en ciudades como Pekín. Hay que apostar por planes como el de Nueva York o Copenhague, y plantearnos como seres humanos qué tipo de vida nos gustaría tener.

En conclusión, con este documental podemos apreciar que lo que necesita una ciudad para ganar calidad no es una gran red dedicada a los vehículos, sino plazas, bancos, lugares donde poder gozar de la cercanía de la gente, de los colores, olores y sonidos que nos hacen sentir vivos.