En esta entrevista Manuel Solà-Morales habla sobre el urbanismo actual, su dimensión social y el papel del arquitecto en la ciudad y la sociedad.
Habla de la dimensión intelectual de la arquitectura, algo importante ya que la define pero no puede verse reducida sólo a conceptos y a ideas, su dimensión material es muy importante. La arquitectura es para servir al hombre y para ser experimentada.
Critica los despilfarros arquitectónicos, la arquitectura de firma y la dimensión tan mediática que está cobrando últimamente la arquitectura. Defiende proyectos que no son de firma, proyectos anónimos pero que tienen igual interés o incluso más que muchos de los proyectos que se publican y salen en los medios. A veces prima el aparentar, el ser publicado, tener prestigio y causar sorpresa, más que el hacer buena arquitectura. Por ello hemos llegado a la situación actual en la que afirmamos que todo es un desastre pero no nos ponemos manos a la obra para arreglarlo, sino que seguimos conttribuyendo al desastre. Una ciudad no se arregla, se construye o se cambia en cinco años, pero para ello al menos hay que empezar.
La ciudad son las calles, un edificio aislado puede ser bonito pero dentro de la ciudad puede ser totalmente antiurbano, fuera de escala, entendido como algo ajeno o agresivo. Por ello antes de intervenir hay que entender el carácter que tiene el lugar, esa piel de la ciudad con la que tenemos contacto directo, que vevmos, tocamos, recorremos y pisamos. Conociendo bien la piel de la ciudad y sus intereses, y reapropiándonos de su pasado, no negándolo, conseguiremos hacer un proyecto que haga que la propia ciudad emocione, que sea energía, cambio y diversidad.