Proyecto: Urban Games 2012
Tema: Recursos
Coordinadores:
abarca
dacama
scampos
El automóvil ha supuesto, a lo largo del siglo XX, algo más que una revolución en la manera de desplazarse. Ha modificado las costumbres y ha cambiado radicalmente la forma y funcionamiento de las ciudades. El ferrocarril primero, y el automóvil después, han hecho posible el crecimiento en extensión de las zonas urbanas.
En su funcionamiento, el principal cambio se opera en la calle: de ser un espacio "multiusos" y público ha pasado casi exclusivamente a ser el espacio de la circulación y el aparcamiento. La zonificación (separación de las funciones urbanas básicas, como trabajo, vivienda, estudio) ha aumentado las necesidades de desplazarse. Con la llegada de las máquinas a la ciudad, los ciudadanos se convirtieron en peatones, y poco a poco, en una especie urbana en vías de extinción. Los sectores más frágiles de la sociedad -personas mayores, niños, discapacitados- han perdido en gran medida su autonomía de movimiento en la ciudad, dependen de los demás para trasladarse o se han resignado a permanecer "inmovilizados" en sus casas.
¿Qué han hecho las políticas urbanas ante esta progresiva invasión de máquinas? En lugar de prever sus efectos y adoptar medidas correctoras, en la mayoría de nuestras ciudades la respuesta ha consistido en facilitar esa invasión; adaptando nuestras ciudades al automóvil, cuando lo racional habría sido justamente lo contrario.
Hace más de cuarenta años, el ingeniero escocés Colin Buchanan en su obra El tráfico en las ciudades advertía que las ciudades no estaban preparadas para permitir un gran aumento de automóviles, y que, por lo tanto, se tenía que hacer un esfuerzo en planificar y remodelar las ciudades para albergar el tráfico peatonal y rodado que se iba a producir, y hacía un razonamiento inexorable:
"No será conveniente que la sociedad siga invirtiendo sumas aparentemente ilimitadas en la compra y manejo de vehículos a motor sin invertir sumas equivalentes en la apropiada acomodación del tráfico resultante".
Sir Colin D. Buchanan y portada del libro en español
En efecto, si las infraestructuras viarias no se diseñan para el tráfico que va a pasar por ellas, y se construye y gestiona sin contemplar la comodidad, la economía, la fluidez y la seguridad del movimiento de personas y vehículos, los problemas están asegurados, es cuestión de tiempo.
Y los síntomas más notorios del mal funcionamiento del sistema viario siguen siendo tres fenómenos característicos: la congestión, las dificultades para parar y estacionar, y la siniestralidad.
Ambiente y contaminación, Madrid hora punta
En el ámbito científico y técnico del sistema viario hay preocupación por el futuro. Porque si no se cambian los modos de construir y gestionar el sistema viario, puede ser más hostil de lo que ha sido hasta ahora, haciendo más difícil la vida, limitando y hasta impidiendo el progreso socioeconómico.
Pese al “Informe Buchanan”, en muchas ciudades se siguió construyendo y gestionando sin contemplar el tráfico.
Depressed I-71 en Cincinnati USA GoogleMaps
Pero el resultado de construir y gestionar con bajo o nulo nivel tecnológico, con pocos conocimientos y con poca o nula previsión de consecuencias, no es sólo el agravamiento de los tres síntomas, es mucho más:
En muchas ciudades el coste adicional por los efectos adversos del mal funcionamiento de su sistema viario, supone el empobrecimiento de sus habitantes, que ya tienen hipotecada su calidad de vida, su prosperidad socioeconómica y su primer problema de seguridad pública entre los fenómenos violentos, por el bajo nivel tecnológico con el que se ha urbanizado y se urbaniza, y con el que se ha gestionado y gestiona su sistema y su tráfico viario.
El único modo de evitar la previsible y amenazante situación futura, es actuar de modo distinto al que se han provocado y agravado los problemas de la situación actual. Es dejar de diseñar, construir y gestionar con tan bajo nivel tecnológico, dejando de provocar y agravar los tres síntomas del mal funcionamiento del sistema y el resto de efectos adversos que se derivan, como aún se viene haciendo en muchas ciudades, en un ejercicio de irracionalidad que poco a poco va asfixiando la calidad de vida de sus habitantes y deteriorando el progreso socioeconómico.
En conclusión, el transporte, la movilidad, es fundamental para la economía de las ciudades, y para el aumento de sus riquezas, pues permite el libre intercambio de ideas y conocimientos, y de productos comerciales. Sin embargo, en los últimos años, muchas ciudades tienen un transporte defectuoso, que se ha convertido en un gran problema. El predominio del automóvil privado ha saturado el centro de las grandes ciudades y ha hecho empeorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Espacio compartido
Podemos valorar que esto es un tema relevante, en el sentido de que hay un gran número de artículos- tanto en revistas científicas especializadas, como en la prensa- que se hacen eco tanto de los problemas del tráfico en la ciudad (congestión, contaminación visual, acústica y atmosférica, accidentes, etc) como de las estrategias (carril BUS/VAO, tranvía, zonas peatonales, mejorar el servicio público colectivo,...) que se vienen elaborando para paliarlos.
Por lo que hay alternativas al automóvil privado, y que cada ciudad ha de aplicar aquellas que les sean más útiles, eficaces y beneficiosas. De esta manera, aparcando el automóvil en el garaje, ganaremos en calidad de vida y contribuiremos a mejorar el medio ambiente.
Bibliografía
http://habitat.aq.upm.es/boletin/n19/ajolm.html
http://www.ub.edu/geocrit/b3w-87.htm
http://habitat.aq.upm.es/boletin/n38/aaest.html#9
http://www.mundovial.com.ar/discus/messages/4/El_tra__769_fico_en_la_ciudad-902.pdf
http://elblogdefarina.blogspot.com.es/2012/09/colin-buchanan-traffic-in-towns.html
Aún no hay comentarios para esta entrada. ¡Sé el primero!
Accede o regístrate para comentar y puntuar la entrada.