Es la primera vez desde que empezamos a estudiar arquitectura que nos enfrentamos a la visión global de la urbe, y frente a ella, ¿nos queda claro qué hacer?

Además de los ejercicios que nos han enseñado como abordar los distintos ámbitos de la ciudad (topografía, viario, conexiones...), los textos y documentales que hemos investigado veo una forma de entender la profesión del urbanista provocadora: la de creador de espacios comunes a una entidad histórica que es la ciudad, no como una pieza concentrada de arte que puede ser la arquitectura, y que esta deriva completamente del urbanismo actualmente.

Es decir, la arquitectura sin emplazamiento no consigue sus objetivos que nos proponemos nosotros como arquitectos, los de funcionalidad, belleza y transcendencia, sin adecuarse al lugar del que emana, en nuestro caso de la ciudad, de la urbe (Rem Koolhas y "The human scale" son los que mas me han acercado a este pensamiento). Es la transcendencia de una ciudad y su estudio el que hace crear entidades mayores que un mero cliente, sino las de un colectivo, un trozo de historia común a un territorio que surgió de la agrupación de personas en un momento dado, y que formaron una forma de adaptarse y apropiarse del espacio propia de cada sociedad y momento histórico. Y sigue desarollandose, sin duda, con el paso del tiempo.

El urbanismo, por tanto, no es, como parece ser actualmente, una rama de la arquitectura, es una raíz clave para entender este arte, y una herramienta para trascender en el impacto de nuestra actividad profesional: no solo creamos espacios urbanos, sino nuevas ciudades, y nuevas formas de vida urbana, y también sociales. Somos capaces de hacer avanzar a la sociedad (mirad el movimiento moderno, como intentó alterar la ciudad para hacerla más cercana a las clases medias y bajas, ¡claro que podemos realizar tales tareas!

Como dijo Rem Koolhas, es el urbanista el que ha de percibir su importancia y aprovecharla, pues la ciudad le espera.