Parece que hoy día las zonas recientemente planificas resultan algo caóticas. Todo lo existente, edificios, calles, plazas… ha sido planificado por alguien y lo que habría que plantearse es en qué grado y medida debería serlo. Al rápido desarrollo actual se hace imperativo un proceso formal de diseño.  Se organizan los sitios de forma conjunta. No se le da la importancia adecuada al emplazamiento, entendido como la forma de organizar el entorno físico exterior como soporte del comportamiento humano, es decir, entender el entorno y adaptarlo a las necesidades, no construir por construir todo donde sea y como sea.

El emplazamiento va a limitar lo que la gente pueda hacer allí y/o abrirles nuevas oportunidades. El hombre y el hábitat funcionan conjuntamente. La buena organización del suelo es importante para la calidad de vida.

El sitio no es solamente edificios, calles... sino un sistema de estructuras, superficies y espacios, seres vivientes, climas… La planificación es diferente del diseño urbano. El proceso comienza por conocer la sociedad para la que se crea el sitio y cuál será su papel en el. Después se estudiara la situación, valores y tecnología con la que se desarrollará el trabajo.

Los objetivos deberían establecerlos los usuarios pero al ser difícil tarea por diversos factores debe ser el planificador el encargado de velar por los intereses de la sociedad. El planificador debe velar por la interacción de la gente, de que exista una relación social, facilitando el uso del espacio y por tanto, aportando calidad vida.

A medida que varía la tecnología y la sociedad el planeamiento debe variar también adaptándose a esos cambios.

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