Los ejes viarios son canales para conducir los flujos de movimiento de la sociedad. Estos ejes cruzan lugares, nos los muestran, permiten establecer usos, crean tejidos urbanos y contienen a la vez una idea de jerarquía. Son necesarios porque necesitamos un espacio para algo más que para movernos, un sitio para acumular imagen de lo que llamamos lugar central.

Podemos hablar de ejes como enlaces entre ciudades o puntos, líneas focales hacia monumentos o canales de tráfico, pero siempre son una traza que condensa algo de su entorno, convirtiéndose en lugar central.

Los ejes, a su vez, generan ciudades. Todas las ciudades tienen ejes, incluso los cascos más antiguos de estas, aunque hoy día no tengan la misma utilidad que antaño, pero disponían también de calles mayores y menores. Se puede aprender del pasado y de otras disciplinas para construir y mejorar el entorno urbano.

Estos ejes deben tener sentido, funcionalidad, comunicar elementos… un eje que no reúna estas características se convertirá en una zona muerta de la ciudad, como en muchos casos hoy día en ciertos ensanches, probablemente debido a un crecimiento incontrolado y no bien estudiado.

Un buen proyecto de ensanche acierta con la rasante que garantice el buen funcionamiento del sistema de aguas, alineaciones... debe ser una obra abierta, transformándose al ritmo de la ciudad.

Un espacio no debe entenderse como aislable o independiente de su entorno. No todos los lugares son iguales, aun a pesar de la generalización de los modelos que tan rápido se difunden gracias a las tecnologías existentes.

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