El rápido crecimiento de la ciudad no da lugar al urbanista a poder definirla, el crecimiento acelerado da lugar a que la ciudad siempre vaya por delante. No podemos dominar la ciudad a tan gran escala, cuanto mayor es el dominio del espacio por la ciudad menos es el control del urbanista sobre ella.
El urbanista no se conforma con pequeñas intervenciones parciales o acciones que pueden , en parte, reagrupar la arquitectura y tener mayor éxito en cuanto al crecimiento ordenado de la ciudad, aunque nunca vuelva a tener el control absoluto de la misma. Hay una actitud de crítica ante todos los agentes que en parte han llevado a la ciudad a un caos, sin orden tras haber perdido sus virtudes clásicas, las cuales son irrecuperables y que apreciamos cuando ya dejan de ser viables, por la modernización de los espacios. Culpamos a otros por una situación de la cual somos tan culpables como ellos por no dar solución al problema sino únicamente pensar posibles soluciones que no se acaban poniendo en práctica.
Koolhaas critica nuestra incapacidad para disponer de forma agrupada las distintas civilizaciones en el terreno, como consecuencia de esta incapacidad, vivimos en un mundo sin urbanismo, dice Rem Koolhaas, ya que no podemos disponer la arquitectura con cierto orden o pauta, todo para a ser arquitectura y nos sumimos en una usencia de urbanismo. Se da así la muerte del urbanismo que nos lleva a un caos como resultado de nuestra actitud pasiva ante el problema.
Fuente de la imagen : http://ciudadenaccion.blogspot.com.es/2013/01/la-ciudad-generica.html