Cuando pensamos en la palabra “eje” se nos viene a la mente la concepción de una gran avenida recta entorno al cual se estructuran las arquitecturas singulares y se crean conexiones ortogonales. En realidad “eje” es más que una simple línea longitudinal. Es  además una línea visual que se genera entre los distintos elementos arquitectónicos que configuran el espacio. Un ejemplo, cabría mencionar Paris, donde las calles se estructuran uniendo hitos.

Sin embargo, hoy en dia, eje es considerado un medio únicamente destinado al transporte y esto es un error (restringir estas geometrías a la creación de un transporte más óptimo) olvidándose de alguna manera las características físicas de nuestras ciudades (topografía, ríos...)

Debemos entender los ejes como signos de comunicación humana dentro de la ciudad. Ya no solo se configuran creando grandes columnas vertebrales que nos definirán amplios espacios urbanísticos, sino que son los responsables de proporcionar las relaciones entre los distintos puntos de la ciudad, barrios, zonas… y en general alcanzan geometrías complicadas, quiebros y tramas características  que definirán la personalidad de nuestras ciudades.