Proyecto: Urban Games 2020
Tema: Diálogos
Coordinadores:
abarca
dacama
8 Octubre 2mil20
El texto trata primordialmente la función de los ejes en el urbanismo y la arquitectura urbana. Como estos se aplican en función de variables y si responden o no a la necesidad de la propia ciudad.
El fin de nuestra profesión es la unión de lo preexistente con el futuro en su entorno. Y para ello construimos una realidad que responde a nuestras necesidades. No existe ninguna fórmula matemática que defina a la perfección los modos de intervenir o de actuar, es en el amplio abanico de la diversidad de necesidades, materiales y el “ensayo-error” lo que nos hace sucumbir a esa heterogeneidad tan característica que define las ciudades.
La aparición del eje no supone una rendición para la diversidad, este ya era utilizado en época griega y romana. No obstante, la aparición del neoclasicismo y del estilo internacional mancha este carácter impecable que nos hacía tan propiamente distintos.
Por entenderlo de alguna manera, digamos que la suma de un material a una necesidad concreta crea una estructura básica de apoyo. Sobre esa estructura básica, se pueden aplicar varias soluciones, es esto lo que aporta la distinción temática propia de las diferentes culturas.
En cierto modo un eje, es un modelo de estructura, con unas características muy bien marcadas. La principal es el dominio de la naturaleza, es decir el orden sobre lo caótico. Además de ello, también podemos precisar la idea de centralidad, de favorecimiento de las comunicaciones y como elemento que puede potenciar la identidad de una ciudad. Tal es la potencia y la fuerza de la trama regular que no somos capaces de ver más allá. Realmente un eje no es sino un capilar que une otros ejes, de hecho en la visualización del plano total de Haussmann, lo que vemos es un completo organismo que se esparce alrededor de toda la ciudad. Si bien es cierto que otras propuestas llevan esa condición orgánica implícita, la Regent Street, el plan de Canberra de Saarinen…
El caso está en aplicar el eje como modificador y ensalzador de una realidad urbana centralizadora, cuya misión es salvar distancias, no como una operación autista de la línea recta. Sin embargo, ¿dónde está el límite?
Es en esa idea de trazar una ciudad continua es donde se crea el resto del debate: Se dan dos opciones válidas, la confrontación de dos polos o la entramada ciudad “puzzle”. ¿Hasta qué punto un eje puede elaborar el trazado de una ciudad y no es necesario un tejido orgánico?. Y en la misma línea se busca un cierre del eje, un horizonte, un límite; siempre desde la perspectiva narcisista y ordenadora compulsiva que todo ser humano posee en su interior, la del creernos capaces de conquistarlo todo, la de que somos el demiurgo platónico, omnipotentes e insuperables.
El título refleja la perfección el terreno pantanoso y contradictorio en el que entramos. La pregunta es, ¿el arte se puede planificar?, o al mismo tiempo, ¿es posible no planificar una obra de arte?
El dentro de este mundo de confusión aparece el urbanismo, para unos arte, para otros “organización y ordenación de los edificios y espacios de una ciudad”. Cada uno puede adoptar la definición más afín a su ideología, el problema llega cuando el propio “planificador” únicamente se centra en planificar. Kevin Lynch justifica este pensamiento porque persigue una motivación económica (tendencia a la estandarización y al proceso formal de diseño) que hacen parecer al urbanismo un mundo de ingenieros.
Realmente, antiguamente también se atendían cuestiones prácticas a la hora de emplazar una ciudad: defensa, abastecimiento de agua, proximidad a la costa, aunque quizá la diferencia sea la sensibilidad y la imposibilidad de establecer un “piloto automático”. Seguramente la suma de estos registros variables hacen que cada sitio, entorno, clima… hayan propiciado un comportamiento humano concreto. Tal y como defiende Kevin Lynch emplazamiento es “el arte de organizar el entorno como soporte del comportamiento”.
Parece la definición más conciliadora, donde arte y planificación “se dan la mano”, y obviamente el camino a seguir en el futuro. Hacia un urbanismo que no busque la homogeneidad ni la estandarización, sino que refuerce cada uno de los diversos comportamientos humanos.
“El objeto de este libro no es exactamente el vacío, sino más bien lo que hay alrededor, o dentro.”
– George Perec.
Así empieza el libro al cual pertenece este pequeño fragmento de lectura que nos habla sobre el . Es una definición de arquitectura muy precisa, porque esta no trata del vacío, sino de aquello que lo delimita. Y es que Perec se encarga de diseccionar el espacio, nombrarlo, clasificarlo, intenta agotarlo en sí mismo, le da vuelta, lo retuerce y lo vuelve a su forma original.
Las especulaciones que Perec se permite hacer son auténticas lecciones de arquitectura. Éste escritor francés medita, reflexiona con hondura y teoriza sobre aquello que nos apasiona, desde la hoja en blanco vista como espacio primigenio de creación hasta el mundo, pasando por la habitación, la calle y la ciudad.
De la misma manera, en otro libro suyo La vida instrucciones de uso se hace un corte por un edificio de viviendas parisino para dar cuenta de sus espacios, sus habitantes y sus vidas.
“Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse.”
– George Perec.
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