“EL HORMIGÓN HA SUSTITUIDO AL POLVO”
El artículo, de Anatxu Zabalbeascoa, plantea el tema tomando como ejemplo la capital de Corea del Norte: Pyongyang. Un país pobre, una ciudad pobre, que se ha dedicado a construir iconos, grandes arquitecturas que han hecho que se haya dejado de invertir en otras áreas para destinar casi todos sus recursos a la construcción de esta falsa imagen de capital poderosa.
En esta ciudad, este escenario viene ligado a la actividad política. La población, como explica el texto, completamente sumisa, asume las ideas del líder, jamás le cuestiona, aún viendo morir de hambre a sus familias, y piensa que las decisiones que se toman y la distribución del dinero son justas o por el bien común.
Una ciudad completamente pobre, que resurge de sus cenizas bajo la supervisión del líder. Se buscaba construir la capital de la revolución en un tiempo récord, sin pensar las consecuencias.
El resultado, una ciudad completamente pobre pero con “grandes avenidas desiertas, monumentales construcciones de hormigón y hoteles de lujo que nadie ocupa”. Es, sigo parafraseando el texto, “la ciudad con el mayor número de monumentos por habitante del mundo”. Y aún más, “las grandes obras tejieron una ciudad monumental en la que los ciudadanos se morían de hambre”.
Una de las razones de esta situación es sin duda el tipo de régimen y cultura norcoreana. Se trata de una cultura donde lo individual pierde todo el valor, para dedicarse por completo al líder. No hay más que ver la respuesta de completa desolación y tristeza del país tras la muerte, hace casi un año, del anterior líder Kim Jong-il.
Esta razón afecta también a la figura del arquitecto. Como se dice en el artículo, siguiendo este modelo de completa confianza en el líder, “el arquitecto modélico debía tener desinterés por la fama: su nombre jamás aparecería como autor”. Es decir, la última palabra la tiene siempre el líder, y los demás, completos súbditos, sólo hacen material lo que él impone.
Como termina el texto, “el fundador repetía una triple promesa: sopa de arroz y carne, ropa de seda y casas con cubiertas de tejas”. Claro está, sin embargo que “No hay carne, ni seda, ni tejas”
Y el resultado, a la vista del texto y las imágenes queda. Escalofriante.
Escalofriante, ya se que Corea del norte no es un buen destino para buscar trabajo jeje. Me parece un claro ejemplo de lo que ocurre cuando el poder asfixia a la ética y la lógica arquitectónica. Me ha llamado mucho la atención una frase subrayada que dice algo como "los arquitectos se vigilan y se delatan unos a otros", vaya pesadilla, ¿no crees? Un saludo.
Un documental interesante sobre lo que pasa en Corea del Norte... Embargo internacional Sociedad militarizada Pobreza Constante estado de amenaza Marciales e imperturbables Desmesura y surrealismo Conciencias sustituidas por consignas y las opiniones por dogmas https://www.youtube.com/watch?v=1sLdfhnOHZ8
Accede o regístrate para comentar y puntuar la entrada.