¿Qué es una calle? ¿De quién es la calle? ¿Quién circula por ella? ¿De qué manera se circula por ella? Estas son algunas de las preguntas que me surgen al leer este texto de François Ascher.

Desde Roma empezaron a aparecer las primeras calles, los primeros indicios de lo que llegaría a ser una calle peatonal, una mixta, para peatones y vehículos, y desde entonces el concepto de calle ha ido evolucionando según las necesidades y avances de cada época. Poco a poco se ha ido llegando a alguno de los modelos de calle que tenemos ahora, la calle abarrotada debido a terrazas, comercios, peatones, vehículos, ciclistas, y otras calles desiertas debidas a una mala comunicación, una mala posición, un desconocimiento…

En mi opinión, la calle no debería ser una disputa entre el peatón, el conductor, el ciclista, las terrazas… la calle debería ser la unión de todas estas formas de pisar y vivir la ciudad. Lo que tiene que hacer el ciudadano es vivir en la calle y crear con su manera de vivir y pisar la ciudad nuevas calles, de esta manera se forman ciudades habitables.

Creo que el problema está en el momento en el que el ciudadano deja de ser la calle, debe tomar las riendas de la ciudad, respetando los intereses de los demás pero sin dejarse presionar por los poderes financieros y económicos, y sin tener que posicionarse en alguno de los dos grupos de los que habla el autor del texto, “a favor” o “en contra” del automóvil, sino que todos lleguemos a sentir la calle nuestra.

Como conclusión: la ciudad con sus calles se hace estando en ellas, aprendiendo a convivir, las personas que la habitan son las que hacen que una calle tenga un buen funcionamiento y mantenimiento.

Imagen: Wikipedia.