Respira pesimismo la entrevista, un poco forzado por el periodista, que busca respuestas atractivas, y un poco matizado por Manuel de Solà-Morales, que huye de alinearse con posiciones extremas. Durante la lectura ha revoloteado en mi cabeza el texto de Koolhaas sobre la muerte del urbanismo.

En la entrevista se trata la problemática del urbanismo actual, que para muchos ha desparecido, y de la arquitectura espectáculo y los edificios encerrados en sí mismos, que no tiene en cuenta a la ciudad. Manuel de Solà-Morales defiende la urbanidad material, que más o menos quiere decir que hay que construir la ciudad con elementos que tienen urbanidad, sentido de ciudad, y esto incluye a la arquitectura. Le da mucha importancia a lo que él llama la piel de la ciudad, lo que se ve, lo que se toca, que es el elemento clave para entender la ciudad al completo. Propone incluso que habría que derribar los peores edificios. En este sentido, me recuerda a Fernando Chueca, que afirmó en una conferencia a la que asistí hace años que en su opinión, habría que derribar muchos edificios y si no fuera posible, como de hecho no es, derribar sus fachadas y construirles otras. Porque, vuelvo al texto, los edificios tienen que estar en relación con la ciudad, tienen que ofrecer algo.

Tras leer este artículo y el de Koolhaas, tengo que volver a plantear una queja que ya forma parte de mí: cuando el dinero y el poder entran por la puerta, el arte sale por la ventana. Todo lo que el dinero y el poder tocan acaba pudriéndose. El arte por el arte, y hablo de cine, literatura, pintura, arquitectura (aunque la arquitectura es algo más que arte) se ha convertido en una utopía. La buena literatura tiene que ser vendible, de lo contrario no será publicada; las películas más interesantes necesitan de subvenciones; las tendencias en pintura y el criterio de críticos y galeristas, que ante todo tienen que ganar dinero, pueden aupar o relegar a un artista; los políticos quieren edificios diseñados por los divos de la arquitectura, porque atraen turistas, que a su vez dejan dinero; y el urbanismo directamente ha desaparecido.

Fotografía: ciudad sobre una piel. Fuente:https://alexisravelo.wordpress.com