En este artículo, Koolhaas se lamenta por la dejación de sus funciones que han hecho los urbanistas en los últimos tiempos, cuando, paradójicamente, las ciudades crecen de un modo vertiginoso. El movimiento moderno no puede reiniciar el urbanismo actual. Compara de forma muy acertada a los urbanistas con los jugadores de ajedrez derrotados por una máquina. ¿Cabe mayor humillación para un ajedrecista? Que le gane un jugador mejor, pase, pero una máquina... La máquina es, a mi juicio, la confluencia de intereses que no permiten otro urbanismo que el que maximiza los beneficios. No es el urbanismo un mundo para urbanistas sino para políticos y especuladores.

Koolhaas critica que toda la atención centre en la arquitectura (¿espectáculo?), que al parecer de la mayoría, es la única que puede dotar de vida a las ciudades. Demasiado arquitecto-estrella, se podría decir; demasiado hito arquitectónico que ciega a la gente, impidiéndole ver que el urbanismo está muy infrautilizado.

Para Koolhaas, un hipotético nuevo urbanismo no se dedicaría a generar realidades urbanas sino a manipular y redirigir un proceso de crecimiento urbano que no puede controlar. Es, claramente, una actitud pesimista. O realista, dirían algunos. Plantea incluso la redefinición de los urbanistas, de modo que no sean hacedores sino colaboradores. Si no puedes con tu enemigo, únete a él. Yo no tengo un criterio formado sobre este asunto, ni conocimientos suficientes, pero aun así, me temo que no estoy de acuerdo con él, y afirmo que yo jamás me rendiría, porque es mi postura oficial en otros temas que sí domino.

Fotografía: casa en Burdeos, de Rem Koolhaas. Fuente: http://www.nybooks.com/